Armazones de huesos y pellejo, recorren las frías calles del guetto, reflejando vidas chupadas, ahogadas en el más duro olvido.
Ideas arrebatadas de su mente, sueños perdidos, olor a muerte, hacinados, despojados, callados para que no hagan más ruido.
Ideas arrebatadas con sustancias capaces de arrebatar a un alma romántica su pasión, su amor y motivación.
El instinto de maternidad se diluye como agua ante el mono del crack, el espíritu de cambio sucumbe ante la necesidad de ponerse y sentir más,
el ya-ba da, espectáculo de sangre, espectáculos de los que disfruta el orden, la operación águila negra es todo un triunfo la rebeldía muere de sobredosis de morfo.
Durante la historia existen ejemplos de cómo las drogas vacían el alma, la bebida de fuego devastó comunidades indias en beneficio del hombre blanco y su plaga,
amenaza con la introducción de nuevas sustancias que aportan beneficios y costean las guerras en Iraq y la contra en Nicaragua.
Hoy la mano del gran hermano se satisface al ver a sus enemigos muertos de la peor de las torturas, lógica consecuencia de ser pobre y mudo,
y querer huir aunque solo sea por unos momentos de la presión del sistema, del terror del sistema, de la crueldad del sistema y su violencia.
El nuevo orden infecta nuestras calles de drogas aplastantes sinónimos de sida, hambre y alcohol, antónimos de todo lo que sea humanización.
Solo queda una duda por resolver, el juicio del hombre y de la mujer, ¿conseguiremos sobrevivir a esta plaga? ¿conseguiremos salvar las ideas?
¿Conseguiremos sobrevivir a esta plaga?
¿Conseguiremos salvar las ideas?
Solo queda una duda por resolver, el juicio del hombre y de la mujer está en juego.